
El Día de Muertos se acerca, y México se vuelve a vestir de aromas, colores y sabores que despiertan todos los sentidos. Durante semanas, el copal y las flores de cempasúchil llenan el aire, el papel picado decora calles y altares, y los sabores de las ofrendas se mezclan con procesiones y rituales llenos de misticismo que celebran la vida y honran la memoria de quienes nos han dejado. Para vivirlo al máximo, Civitatis invita a sumergirse en experiencias únicas, desde talleres para hornear pan de muerto hasta paseos nocturnos entre luces y sombras.

CDMX: noche escalofriante con Diego Rivera. La experiencia comienza en el Museo Anahuacalli, recinto de piedra volcánica diseñado por Diego Rivera. Este lugar se convierte en tributo a la vida y la muerte, presentando altar monumental dedicado al artista mexicano.
Los visitantes pueden explorar sus bóvedas, donde ofrendas y piezas arqueológicas se exhiben entre flores de cempasúchil y copal. Posteriormente, la celebración continúa en Xochimilco. A bordo de una trajinera, se recorren los canales al ritmo de leyendas escalofriantes, mientras se degustan tamales, chocolate caliente y pan de muerto. Entre la música, las historias y el reflejo de las luces en el agua, te sumerges en el auténtico espíritu del Día de Muertos.

Puebla: para celebrar con “las manos en la masa”. El pan de muerto es elemento emblemático de toda ofrenda, y en Civitatis puedes reservar taller en la capital poblana para aprender a hornearlo, honrando así a vivos y fieles difuntos.


Mientras se amasa la mezcla de harina, mantequilla, naranja y azahar, se descubren las curiosidades de este panecillo: sus “huesitos” simbolizan los restos de los difuntos, la bolita central representa el cráneo y el azúcar espolvoreada evoca la dulzura de la vida. Cabe destacar que, en otras regiones, el color del azúcar es rojo, relacionado con los sacrificios prehispánicos. Al finalizar el taller, cada participante disfruta de su propia creación recién salida del horno, acompañada de su respectiva taza de chocolate.
Oaxaca: “Muerteada” nocturna. Este huateque se lleva a cabo cada 1 de noviembre en Etla, pintoresco pueblo oaxaqueño. Su tradicional “Muerteada” es procesión nocturna con más de 80 años de historia, donde los habitantes, ataviados como diablos, curas, doctores y espiritistas, representan con humor y emotividad el regreso de los difuntos al mundo de los vivos. Cada personaje encarna simbolismo en la lucha por el descanso eterno y la música en vivo marca el ritmo de la procesión. La experiencia que se puede vivir con ofrece degustación previa de antojitos oaxaqueños, como chocolate, pan de muerto y tamales.