Brown-Forman, uno de los líderes internacionales en bebidas espirituosas, fortaleció su vínculo con la tierra y las comunidades de Jalisco a través de Charco Bendito, proyecto que desde 2020 trabaja en la rehabilitación integral de la microcuenca Cajititlán, dentro de la Cuenca del Río Santiago en Guadalajara.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), los bosques y selvas cubren cerca de 36 por ciento del territorio de Jalisco. Estos ecosistemas no sólo resguardan la biodiversidad, también cuidan el agua de la región. La British Ecological Society explica que en zonas con bosques apenas 2 por ciento de la lluvia se pierde como escorrentía, es decir, agua que corre por la superficie sin filtrarse, mientras que en áreas degradadas, donde el suelo ha perdido vegetación y capacidad de absorber agua, esa cifra aumenta hasta 11 por ciento. Esto muestra cómo los bosques ayudan a que la lluvia penetre en el suelo y recargue los acuíferos.
En este contexto, la reforestación de Brown-Forman en San Lucas Evangelista busca contribuir al avance de las mejoras en esta importante cuenca. Se plantaron especies endémicas como Tepehuaje, Guaje, Rosa Panal, Zorrillo, Pochote, Tepames y Encinos, cuidadosamente seleccionadas por su capacidad de adaptación al sitio. Estas especies restauran el equilibrio ecológico y fortalecen la resiliencia del ecosistema frente a cambios climáticos y eventos extremos, además de proteger la biodiversidad y asegurar la recuperación y conservación de recursos hídricos vitales.
La zona se ubica entre dos formaciones naturales de gran relevancia hidrológica: el Cerro Viejo, con 2 mil 965 msnm, una de las cinco elevaciones más altas de Jalisco y protegida por el decreto ‘Área Estatal de Protección Hidrológica Cerro Viejo-La Chupinaya-Los Sabinos’, y la Laguna de Cajititlán, cuyo equilibrio hídrico y ecológico es crucial para toda la región.

“El cuidado del agua y la restauración de nuestros ecosistemas no es solo compromiso ambiental, sino deber con las comunidades y generaciones futuras. Participar en esta iniciativa nos permite reforzar nuestro impacto positivo en Jalisco, protegiendo la biodiversidad y fomentando prácticas sostenibles en la región”, afirmó Yleana Leal, directora general de la marca en México.
La restauración de la microcuenca Cajititlán, a través de la plantación de especies nativas, no solo contribuye a la recuperación forestal, sino que mejora la infiltración de agua de lluvia en el suelo, recarga los mantos acuíferos y ayuda a regular el ciclo del agua, factores clave para garantizar la disponibilidad del recurso en la región. Charco Bendito ha logrado que a 2025, 250 hectáreas hayan sido reforestadas desde la implementación del proyecto, mismas que reciben mantenimiento adicional durante tres años a partir de su aplicación.
Con esta acción, la marca demuestra que la sostenibilidad es más que promesa: es acción tangible. Trabajando de la mano con proyectos como Charco Bendito, la compañía asegura que los beneficios ambientales, sociales y económicos perduren en el tiempo.
“Cada árbol plantado contribuye al incremento en la capacidad de infiltración de agua en el subsuelo, reduce la erosión y favorece la recarga de los acuíferos. Eso significa más agua limpia y disponible para mantener el equilibrio de la microcuenca, la biodiversidad y, en última instancia, la vida de las comunidades. Este demuestra que la colaboración entre empresas, comunidades y proyectos ambientales genera impacto real y medible”, concluyó Leal.

Además de la restauración ecológica, la iniciativa promueve educación ambiental y desarrollo sostenible en las comunidades locales, así como el voluntariado dentro y fuera de la empresa. Involucrar a las nuevas generaciones en actividades de conservación fomenta una cultura de respeto y cuidado por el medio ambiente, dejando un legado verde para el futuro.
“El proyecto Charco Bendito es modelo único, en donde los esfuerzos colectivos de grandes empresas se enfocan a proyecto integral de restauración en cuenca reconocida por su grave estrés hídrico; la transformación del paisaje y la participación social han sido componentes esenciales para dotar de identidad y apropiación al proyecto. Los resultados hasta el momento son alentadores y se espera superar en este año la meta de 100 mil árboles, que contribuirán a importante recuperación de agua, captación de CO2, recuperación de hábitats para la biodiversidad y reducción de los efectos negativos de Cambio Climático”, afirmó Héctor de Alba, director de Red Bioterra empresa implementadora.



