En esta temporada de Día de Muertos, hasta la Catrina cambió el tequila por algo más. En su visita por La Rioja, descubrió bodega con historia, una de esas que parecen hechas para vencer al tiempo: CVNE, la Compañía Vinícola del Norte de España, fundada en Haro en 1879 por los hermanos Raimundo y Eusebio Real de Asúa. Este grupo de bodegas ha dado vida a grandes etiquetas, entre ellas Cune, la línea más emblemática de su portafolio. Su nombre nació por un curioso error ortográfico (la “V” que se volvió “U”) y desde entonces se convirtió en sinónimo de tradición, elegancia y prestigio.
Desde entonces, CVNE ha mantenido vivo el arte del vino, elaborando cada botella con la misma dedicación que hace más de 140 años. Sus viñedos en la Rioja Alta son la base de etiquetas que equilibran técnica, herencia y carácter. No es casualidad que la Catrina haya hecho pausa en su camino para probar dos de ellas: Cune Crianza y Cune Rosado Bailarina
El primero en llegar a la mesa fue el Rosado Bailarina, vino joven y fresco que combina tempranillo, viura y garnacha. Su color rosa pálido y sus aromas a flores y frutas como el durazno y el chabacano le robaron sonrisa a la Muerte. fermenta lentamente en depósitos de acero inoxidable a baja temperatura, conservando toda su frescura y expresión frutal.
El resultado es rosado equilibrado, con buena acidez y perfil ligero que recuerda a la primavera.
Calaverita de Bailarina: En la tumba estaba triste, / sin ritmo ni diversión, / llegó la Bailarina rosada / ¡y le movió el corazón!
“Qué perfume tan sabroso, / qué frescura y seducción, / si este vino me conquista, / que me lleve la pasión.”
Después llegó el turno del Crianza, vino que se produce todos los años desde la fundación de la compañía. Elaborado principalmente con uva tempranillo y toque de garnacha y mazuelo, proviene de viñedos cercanos a la bodega en Haro y pueblos aledaños, lo que garantiza que la fruta llegue intacta para su fermentación.
Criado durante un año en barricas de roble americano, este vino adquiere notas de cereza madura, vainilla y especias, con textura redonda y elegante. Reconocido con 91 puntos por James Suckling y 90+ por Robert Parker, Cune Crianza es clásico que encarna la esencia de la Rioja: estructura, equilibrio y constancia.
Calaverita de Crianza: En Haro nació este vino, / con tempranillo y pasión, / la Catrina lo probó en copa / ¡y perdió la razón!
“Qué finura tan divina, / qué cuerpo, qué tentación, / si así sabe la vida eterna, / me bebo otra resurrección.”
Para cerrar la velada, la Catrina quiso brindar y nada mejor que el Cava Brut, elaborado en la región del Penedés, Tras 12 meses de crianza en lías y guarda de tres años, el resultado es vino espumoso elegante, de color amarillo pálido, burbuja fina y aroma a fruta verde y pan blanco. En boca es fresco, persistente y con acidez equilibrada. Ideal para brindar por aquellos que dejaron huella en nuestro camino, pero se adelantaron en este viaje.
Calaverita de Cava: Con burbujas sube el alma, / del Penedés hasta el altar, / la Muerte brinda contenta, / “¡Este cava es celestial!”
Dulce aroma, risa viva / chispa que invita a brindar, / que ni el más serio difunto / se resiste a festejar.
Cuando terminó la cata, la Catrina sonrió satisfecha. Frente a ella, tres botellas vacías y una certeza, CVNE elabora historia. Desde Haro hasta Penedés y a los altares mexicanos, sus etiquetas son invitación a celebrar el tiempo, la vida y la memoria.
Este Día de Muertos, Cune Crianza, Bailarina y Cava Brut llegan como el brindis perfecto entre los que están y los que se fueron, recordando que hay vinos que no mueren, sólo cambian de mundo para seguir festejando.
