Las enfermedades gastrointestinales en México son de los problemas de salud más frecuentes en la población, una de las más comunes que afecta a los adultos es el Síndrome de Intestino Irritable (SII), también conocido como colon irritable, y en los niños los trastornos gastrointestinales infecciosos por virus son los que se presentan con más frecuencia, padecimientos que desequilibran la microbiota intestinal.
La microbiota, mejor conocida como flora intestinal, es un conjunto de bacterias que se encuentran en el intestino y que conviven con el ser humano de una manera armónica, promoviendo un sinnúmero de beneficios. Cuando la microbiota está equilibrada y sana, mantiene y refuerza la función de la barrera intestinal y provee de nutrientes esenciales. Además, desempeña un papel importante en los procesos metabólicos como el control del metabolismo de las grasas y del colesterol, la presión arterial y la glucosa.
Cuando existe una alteración en la microbiota intestinal (proceso conocido como disbiosis), por enfermedad propia del intestino o por sobrecrecimiento bacteriano, ocasiona que este balance se pierda y contribuya a dar origen a múltiples manifestaciones gastrointestinales y extraintestinales, como es el Síndrome de Intestino Irritable, enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome metabólico, enfermedad de hígado gras no alcohólico, cáncer gastrointestinal, entre otros, señaló la doctora. Flora Zarate, jefa del Servicio de Gastroenterología y nutrición del INP.
Aquí es donde los probióticos entran al rescate de la microbiota, como el Lactobacillus paracassei CNCM I-1572, un nuevo probiótico de origen humano que llega al país para ayudar a los mexicanos a equilibrar eficazmente su flora intestinal.
Entre sus beneficios encontramos que mejoran la digestión y evitan inflamación, favorecen la absorción de nutrientes, aumentan la síntesis de vitaminas, facilitan la salud del sistema digestivo, promueven un sistema inmunológico saludable y actúan como barrera a la proliferación de bacterias perjudiciales, comentó la doctora Ma. De Lourdes Patricia Ramírez Sandoval, infectóloga pediatra, miembro titular de la Academia Mexicana de Pediatría y de la Asociación Mexicana de Infectología Pediátrica.
El nuevo lactobacillus paracassei CNCM I-1572 del laboratorio Armstrong, es un probiótico de origen humano cuya característica principal es la capacidad para adherirse a la mucosa del intestino delgado, producir ácido láctico, sobrevivir en condiciones de pH 3.0 en presencia de ácidos biliares, así como modular la inmunidad que contribuye a una respuesta más eficiente y rápida contra gérmenes infecciosos y no inducir resistencia a los antibióticos.
La importancia de este nuevo probiótico es que funciona como un complemento alimenticio de fermentos lácticos vivos indicado para recuperar, mejorar y equilibrar la microbiota intestinal ante males como diarrea aguda, disbiosis bacteriana, colitis ulcerosa, enfermedad diverticular, sobrecrecimiento bacteriano de intestino delgado, Síndrome de intestino irritable, entre otros. Además de que este probiótico sobrevive al tránsito gastrointestinal y persiste en el intestino hasta tres días después de la ingesta, promoviendo una mayor recuperación de la flora intestinal.
Este nuevo probiótico contribuirá a promover una mejor salud gastrointestinal, tan necesaria en la población mexicana, ya que tan solo en 2020 se registraron más de 2.5 millones de nuevos casos de infecciones intestinales en México, ocupando la tercera causa de consulta médica de primera vez en el grupo pediátrico y en el adulto por Síndrome de Intestino Irritable, de acuerdo con datos de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a la Asociación Científica Internacional para uso de Probióticos y Prebióticos, “los probióticos son microorganismos vivos que, al administrarse en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del individuo”.
Los probióticos deben de cumplir con tres características: ser microorganismos vivos. Conocer la cantidad o el número de unidades formadoras de colonias (UFC) contenidas en el producto probiótico y existir estudios clínicos que demuestren los beneficios para la salud, además de contar con una nomenclatura que incluya el género, la especie, la subespecie y la cepa con la designación alfanumérica del microorganismo. La importancia de conocer la nomenclatura de una cepa probiótica radica en los beneficios específicos para su correcta utilización.
Los especialistas enfatizaron la importante necesidad de mantener la microbiota en equilibrio para evitar la presencia de enfermedades, a través de una sana alimentación y, si el médico lo indica, del uso de un probiótico como parte del cuidado de la salud. “La salud es el equilibrio de tu microbiota, la enfermedad su desequilibrio, un probiótico una solución”.