Visas de Canadá, un desaguisado provocado por improvisados
AICM y los motivos de Tiscareño * El teleférico de Uruapan
LA IMPOSICIÓN de visas a mexicanos por parte de Canadá, no es un asunto menor, pues en 2023 unos 200 mil compatriotas visitaron dicha nación y le generaron divisas por 180 millones de dólares.
De Canadá a México el año pasado volaron casi 2.5 millones de turistas, una cifra que aumentó 40 por ciento en relación con 2022.
Por supuesto que el presidente López Obrador no puede ni debe romper relaciones con Canadá por ese hecho, ni tampoco puede argumentar que sólo se afectará a un 60 por ciento de turistas mexicanos.
Minimizar un conflicto diplomático y trasladarlo a la esfera netamente turística sólo demuestra ignorancia. Canadá es un socio comercial importante, que cada año recibe a 40 mil trabajadores temporales y alberga en sus universidades a más de 30 mil estudiantes de nuestra nación.
Por supuesto que lamentamos la decisión y está claro que había otras opciones antes de llegar a esa medida, como el mismo Ejecutivo señaló en su mañanera de la semana pasada, pero sería una torpeza actuar de manera recíproca, como sugiere la Secretaría de Relaciones Exteriores, porque el tema no se refiere sólo a un simple visado para viajeros.
Sí hay un responsable directo de este desaguisado, cuya improvisación diplomática raya en la ineptitud e incompetencia. Se llama Carlos Joaquín González, ex subsecretario de Turismo, ex gobernador de Quintana Roo, hoy embajador de México en Canadá, quien en menos de un año provocó que dicho país frenara el libre acceso de mexicanos.
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LA SALIDA del director del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), vicealmirante piloto aviador retirado Carlos Velázquez Tiscareño, el próximo 16 de marzo, está llena de motivos que él mismo explicó la semana pasada, pero también deja muchas dudas que nos remiten al viejo refrán de piensa mal y acertarás.
Independientemente de que Tiscareño haya hecho un buen trabajo al frente del AICM, y se haya ganado el respeto de propios y extraños, lo que más resalta es que dicha terminal aérea y su modernización no está en los planes del presidente López Obrador, quien a toda costa desea acabar con ese aeropuerto y mantiene su intención de obligar a todos a despegar y aterrizar en y desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
AMLO no ha podido acabar con el AICM, ni frenó la modernización de la Terminal 1 por falta de tiempo para entregar la obra en su sexenio, ni tampoco por carencia de recursos. El AICM continúa porque las operaciones y convenios con aerolíneas extranjeras no le han permitido cerrarlo y porque las autoridades de EU y Canadá tampoco han terminado de avalar el proyecto del AIFA.
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AUDAZ, PERO importante la inversión por 3 mil millones de pesos que se inyectará en Uruapan, Michoacán, en la construcción del teleférico que pretende ser el nuevo atractivo turístico de la entidad y que puede posicionar al destino a nivel regional, nacional e internacional.
La obra ya empezó y tardará dos años en estar lista. Será realizada por el grupo austriaco Doppelmayr que ya tiene experiencia en 96 países y se prevé que en sus 8.4 kilómetros de longitud desplazará a mil 500 personas por hora por sentido.
El proyecto prevé que Uruapan capte 500 mil nuevos turistas al año y una derrama económica adicional anual de 750 millones de pesos. Hasta 2022, la región de Uruapan registró una afluencia de más de 1.9 millones de turistas y visitantes, y una derrama económica superior a los mil 507 millones de pesos.
Decimos que el proyecto es audaz, porque Uruapan está considerada como una de las 10 ciudades más peligrosas del mundo, que está bajo dominio del crimen organizado. Ojalá que el gobierno michoacano no invierta para luego dejar que los criminales hagan cobro de piso de manera impune, como ocurre con los aguacateros, los tortilleros, los limoneros, los carniceros y que han provocado el desplazamiento de decenas de familias de esa zona hacia lugares más seguros.
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@AlejandraBernal
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