QUE BUENO sería que Rogelio Ramírez de la O. pueda repetir como secretario de Hacienda del gobierno federal, claro, si gana la candidata oficial Claudia Sheinbaum la presidencia de la República el próximo 2 de junio.
La ex jefa de gobierno de la Ciudad de México ha dicho que le pedirá al ex analista de Ecanal que se quede al frente del gabinete financiero del país. La idea es excelente, porque cada vez que hay cambio de gobierno, se modifica todo el gabinete, y las malas decisiones del jefe anterior recaen sobre el relevo.
Si repite Ramírez de la O. tendrá que enfrentar las malas decisiones de haber avalado un presupuesto multimillonario con dinero público en obras con nulo sentido social, hasta este momento, y sin posibilidad de recuperación de los recursos invertidos.
Ramírez de la O. tendría que darle salida a los programas que han elevado en casi medio millón de personas el ejército de pobres extremos; deberá darle salida a la deuda de Pemex que ha puesto en peligro el grado de inversión de México y elevado el riesgo-país. También deberá autorizar todos los gastos adicionales que requerirán el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el AIFA en los próximos seis años para que sean operativamente rentables y que no se conviertan en los elefantes blancos de la 4T que todo mundo empieza a vislumbrar.
A Ramírez de la O. le estallarán las alzas perniciosas en las tasas de interés que han prolongado la fortaleza del peso y las jorobas de vencimientos y requerimientos de la deuda pública que su jefe recibió en 8 billones de pesos en 2018 y que ahora están en casi 17 billones, lo que se ha traducido en un paquete de más de 120 mil pesos sobre la espalda de cada mexicano si hoy tuviéramos que liquidar los débitos del país.
El actual secretario de Hacienda tendrá que darle salida a las presiones de tipo fiscal que nos conducirán obligadamente a una reforma integral donde todos paguen impuestos, con freno a una informalidad que subió en cinco años -de 16 millones a más de 36 millones- y que son las personas que perdieron su trabajo o que se emplean ahora en las ventas sin control en la vía pública para cubrir sus necesidades de alimentación, transporte, vivienda, salud y educación, entre otras.
Está perfecto que Ramírez de la O. repita en el cargo para que no haya pretextos ni disculpas, como en el pasado, cuando estallaban las crisis sexenales y el secretario de Hacienda que llegaba le echaba la culpa al anterior.
Si gana Xóchitl, la radiografía será la misma, pero es casi seguro que lavar los platos y la cara de quienes tomaron las malas decisiones de la 4T, sería una responsabilidad que recaería en José Ángel Gurría, Enrique de la Madrid o Ildefonso Guajardo.
En cualquier escenario, la situación económico-financiera del próximo sexenio tendrá rictus de dolor para la población que paga impuestos y para quienes no tienen un empleo formal.
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