Cada 6 de enero, luego del viaje que realizan los Reyes Magos por el mundo, el elemento imprescindible es la tradicional Rosca de Reyes que compartimos con la familia, los amigos o la pareja, y actualmente, . es tradición arraigada profundamente en la sociedad mexicana, sin embargo su origen se registra en el siglo XIV en Europa en Francia y España.
La Rosca simboliza pasaje bíblico conocido como Epifanía, en el que los Reyes Magos, Melchor Gaspar y Baltasar, montados en un caballo, un camello y un elefante viajaron desde Oriente guiados por una estrella, para adorar a profeta recién nacido y llevarle tres ofrendas: oro, incienso y mirra. Los tres Reyes de Oriente luego de viajar por días siguiendo aquella estrella que les indicó el camino, encontraron al niño, quien tenía tres días de nacido, se postraron ante él y le dieron las tres ofrendas.
Según las creencias cristianas, la forma ovalada de la Rosca representa al infinito del amor que se profesa a Dios. Otra interpretación se atribuye a su similitud con las coronas de los Reyes Magos. Las frutas cristalizadas que adornan el pan, simbolizan las joyas incrustadas en las coronas de los Reyes Magos, el muñeco escondido, representa al Niño Jesús, pero no siempre fue la figura de un niño.
Cuenta la historia, que la gente en el siglo XIV tenía la costumbre —considerada pagana por la iglesia— de elegir un rey para las fiestas. El proceso de elección era muy sencillo: se escondía un haba, si un haba escondida en la rosca de pan dulce adornada con azúcar y frutas. LA persona que encontrará la pequeña haba en su trozo de pan era proclamado, de manera simbólica, como rey.
El haba oculta simbolizaba, en aquellos tiempos, la huída de José y María para esconder a Jesús, porque el rey Herodes —según se cuenta en el Evangelio de Mateo— había ordenado el asesinato de todos los niños menores de dos años.
Se desconoce desde cuándo y dónde se cambió el haba se empezó a esconder dentro de la rosca un muñeco de porcelana. En México, las leyendas urbanas cuentan que algunas personas han sido capaces de tragarse la figurilla para eludir el compromiso porque los mexicanos como buenos fiesteros recordaron otra tradición y esa dicta que quien encuentra la figura –hoy generalmente de plástico y escasas de porcelana– debe cuidarla hasta el dos de febrero que se celebra el “Día de la Candelaria”.
La persona que encontró la figura se convierte en padrino y deberá confeccionar ropón al niño Jesús, vestirlo de gala y regalar a los comensales atole y tamales. De ahí la famosa tradición de celebrar el 2 de febrero
Es así que en la actualidad, la madrugada del 6 de enero, los niños reciban regalos que los reyes dejan, casi siempre, en los zapatos que previamente los niños colocaron en algún lugar de sus casas y es representación de los obsequios que le llevaron al niño Jesús.
